miércoles, noviembre 02, 2005

Indiferencia

Solo había que esperar que el tipo cayera para empezar a gritar.
Las gargantas a mi alrededor latían como anticipando un gol cuando de repente el suicida dejó de caer.
Momento extraño: Parecía que el mundo literalmente se había paralizado. Estaba hay flotando en el aire, tiezo como arbol en invierno.
El tipo sólo se dignaba a gritar. Y cómo gritaba, parecía un cerdo en un matadero. Todos lo observabamos como si quisiesemos que otro lo ayude, pero sin embargo nadie. Fianlmente terminó seu trayecto.
Un filo hilo de sangre comenzo a dezlisarse por entre sus pies, y solo los mas valientes se animaron a desmayarse.

El resto se retiro a sus casas, en un fenomeno que llamaremos indiferencia.