Un gustito a derrota

Hoy salí con mi hada, con la chica que me gusta llevar a todos lados. Caminamos un largo trecho, desde Hypolito Yrigoyen y 24 de noviembre a las 18hs hasta uriarte y soler a las 4am (Pleno Palermo Sendra). Tomamos un helado a la tarde cerca del alto palermo y después fuimos a comer. Nos sentamos en una plaza palermitana y charlamos un rato y para las cuatro de la mañana estabamos los dos con sueño.
Me encanta caminar con ella y no sé cómo explilacarselo. Cómo decirle a alguien que el solo hecho de la compañia alcanza. Cómo explicarlo sin quedar en evidencia.
Caminar de la mano, y ella es callada y a mi los silencios me entierran vivo. Que se callen la boca es el sueño de muchos, me chupa un huevo, yo quiero que me hablen de cualquier mierda, que me digan como están, saber de sus vidas, qué piensan en este momento y en aquel también. Que me cuenten lo que ven oyen sienten y sarandean.
Pero me sonreía, y eso solo me basta a veces. Otras veces quiero la luna (que tembién me la sabe dar)
Pero después vino mi colectivo y ella se despidió con un beso. Yo la seguí con la mirada desde adentro, a través de la ventanilla, y ella sólo miró su reloj, ni atinó a mirarme.
Si supiera todo lo que me pasa, y también a veces lo que me deja de pasar. Si fuese un hombre en la luna le escribiría su nombre en el cielo. Si fuese rey mar, le dedicaría los corales. Siendo Peter Pan me robaría su sombra.
Pero viajo en colectivo, y ella se preocupa por la hora.