Cómo mido mi tiempo
Volviendo a mi casa después de la radio pienso, en realidad ya subiendo a mi cuarto porque antes me entretuve con mi hermano agitando con mi hermano como si fuésemos dos hinchas enardecidos, me detuve un segundo a pensar en cómo mido mí tiempo.
Todo esto nace en realidad porque mañana tengo facultad y no me quiero ir a dormir. Y aunque ya me lavé los dientes quiero escribir esto.
Anteayer me dijeron peronista por mi discurso pro trabajo. Me sorprendió, si bien sostengo que hay que laburar. En realidad YO tengo que laburar. Por eso me fuerzo a este ejercicio y después me duermo tranquilo y después sueño cosas que después quizás escribiré y después me iré a la facultad y después me juntare con los chicos y después quizás me anotare en el gimnasio y después la voy a llamar porque en realidad ahora tengo ganas de llamarla pero se que esta durmiendo porque mañana se levanta tempranísimo.
Y esa es una manera de medir mi tiempo: Después. Siempre hay algo que hacer después, cuando el día se vuelve una concatenación de cosas para hacer sin un límite fijo.
¿Y si me quedo escribiendo este texto infinitamente? En este texto entonces el después se volvería ahora, porque no habría un después salvo dentro de este mismo texto y este se volvería un infinito temporal en si. Me pregunto si en ese infinito escribiré la novela que Borges nunca escribió. Porque el infinito abarca todas las posibilidades y eventualmente terminas escribiendo todo lo que hay por escribir. Frases coherentes e incoherentes. Escribiría todos los versos al revés de la iliada pero la firmaría como la odisea. Jej, que pensamiento inocente el de escribir para siempre. Antes del infinito se acaba el mundo, pero antes del mundo se apaga el sol, pero antes del sol seguro me muero, pero antes de morirme seguro, segurísimo, me quedo pelado. Si es que antes no me muero.
Y esa es otra medida para medir mi tiempo. A la noche salgo con mi novia, pero antes voy a pasar por la facultad; antes de la facultad probablemente lea un rato, pero antes de eso como, pero antes me levanto. Y pueden ser mas cortos los antes: Antes de escribir esto voy a prender la computadora, pero antes voy a dar un paso para llegar pero antes de ese paso voy a levantar el pie para dar el paso, pero antes voy a dar el comienzo al paso, pero antes voy a pensar en que debería prender la computadora para escribir esto...
En realidad, ahora que lo pienso, mido mi tiempo en lo que no estoy haciendo. Mido mi tiempo en obstáculos que pienso saltear como un monarca, un aristócrata.
¿Deberé cambiar mi forma de medir el tiempo?
Quizás me convenga comprar un relós. Algo para medir el tiempo de verdad. Un referí que marque la hora. Un monito con corvata (¿o se escribe corbata?) que me tire de las orejas (o se escribe de las ojeras). Un relós.
Un reloj para llevar a todos lados y decir "a las 5 tomo el té" "a las 8 voy a pasear al perro" "a las 12 me voy a dormir".
Entonces con el relós todo se vuelve más hitleriano. Todos los segundos marchando.
No, ¡miento!
Todas las cosas marchando al ritmo del segundero. Todo va a latir en un mismo ritmo inagotable (hasta que se acaben las pilas, pero eso siempre pasa después). Y el día se vuelve un hilo conductor donde encastro actividades y ya todo deja de pasar antes o después, y quizás entonces pueda pasar de una actividad a la otra (porque las cosas siguen marchando) sin pensar en las que hice antes ni en las que voy a hacer después.
Pero ya me compré una agenda, y suficiente con que los días dejaron de ser mañana o ayer.